lunes, 13 de septiembre de 2010

Un clásico recuperado, Astoria-Casa Matias

Hace muchos años, la familia tenía la costumbre de salir a almorzar a la calle durante el fin de semana. Los tres restaurantes a los que siempre acudíamos eran tres, a saber: la cafetería Aqua, cuando estaba situada justo a la bajada del antiguo y ya desaparecido viaducto.; punto de reunión de cientos de amigos con una cocina magnífica, donde podías comer unos espectaculares sandwiches, platos combinados estupendos y una carta genial. De cuando en cuando sonaba el teléfono y la voz de un conocido hostelero cordobés informaba a mi padre de que había recibido una buena partida de chuletitas de cordero. En ese momento acudíamos en peregrinación al histórico chuletereo Rancho Grande a degustar aquellas gloriosas chuletitas de palillo. El tercero era el más cercano a casa y por diferentes circunstancias, nuestra relación pasó por altibajos. A éste es al que se refiere la presente entrada.

Como ya he dicho, tras años de felices visitas a Matias Montes; el propietario del restaurante; hubo un desencuentro familiar y dejamos de acudir a aquel gran salón, siempre lleno de gente. Con el paso del tiempo, y gracias al cambio de gestión del negocio, del que ahora se encarga Julio, el hijo menor de D. Matias, he vuelto a retomar la relación. Sin ir más lejos, el pasado sábado volví a cruzar las puertas de vidriera verde que da acceso al pasillo que nos lleva a la magnífica barra con la que cuenta el local. Por desgracia estaba tranquilo cuando lo visitamos pero, aún así, nos encontramos con varios amigos disfrutando del almuerzo. Fue una experiencia muy agradable, que me reconcilió plenamente con el restaurante y prometo volver con más frecuencia.