sábado, 19 de abril de 2008

Mesón ANYFER


Pese a hacer tiempo que no visito sus mesas, traigo a este blog la referencia de uno de los mejores locales, en cuanto a la calidad de los alimentos que podemos degustar en sus pocas mesas. Se trata del restaurante ANYFER, situado en la calle Francisco de Borja Pavón, a la espalda de la Iglesia de la Magdalena. José Antonio, hijo del propietario original de la casa, se hizo cargo de un negocio familiar, donde podemos sorprendernos por la exquisita preparación de unos productos que no esperaríamos encontrar en un local que se denomina mesón. El salchichón es Sendra, los tomates se sirven con un generoso chorreón de aceite de oliva y un pellizco de sal, acompañado de ventresca de atún. Entramos en la verdadera estrella de la casa, el bacalao. Hay cuatro maneras proncipales de servirlo, a saber: en salsa con almejas, a la plancha, frito o mi debilidad, con tomate. También nos sorprende con las almejas, que prepara con una exquisita salsa marinera, y el atún, que le traen expresamente desde las almadrabas gaditanas. En este caso aprovecha no sólo los exquisitos lomos, que sirve a la plancha como se muestra en la foto, sino las ventrescas, verdadero lujo de este atúnido. No olvido la carne, el solomillo bola con que nos regalamos no tiene ninguna queja. Jugosa carne servida a la plancha, sin más inventos. Una agradable carta de vinos, que incluye rarezas como el Pago de Carraovejas, y un buen café hace hueco para uno de los mejores Gin Tonics que nos podemos tomar en esta ciudad.
El precio, ligeramente elevado, pero que se paga sin contemplaciones, habida cuenta lo bien que comemos, lo estupéndamente que nos sirven y las ganas de volver que nos quedan nada más que cruzar su arcada. Toda una experiencia.

miércoles, 2 de abril de 2008

Restaurante DONG


Acudimos a probar el nuevo restaurante que hacía poco había abierto sus puertas en un local que a todas luces ofrecía muchas posibilidades. Efectivamente, el local como tal es francamente bonito. Algo frío por eso de estar rodeado de cristaleras que nos dejan a merced de los indiscretos ojos de los viandantes, pero muy cuidado en los detalles.
Dos ambientes bien diferenciados, en colores y situación, para separar a fumadores de los que no lo somos. Diferencias también en la carta, ya que apuestan por una combinación bastante extraña, mezclando la cocina oriental; (bastante ambiguo el concepto), con la italiana.
Una carta ni corta ni larga, correcta en lo que ofrecen, y muy acertada en lo que se refiere a la pasta recién hecha, buque insignia del restaurante y elaborada a la vista de los clientes en una magnífica cocina acuario.
La comida, buena sin estridencias, peca de sosa en la totalidad de sus platos. Pese a ello, los productos son buenos, los vegetales frescos. Entiendo demasiado innovador el intento de fusión en la cocina, ya que su arroz oriental con huevo y plátano frito dejaba mucho que desear.
El café, bueno y en cantidad suficiente como para agotarnos, y un precio correcto; ni excesivamente caro ni barato. Creo merece una segunda oportunidad.