martes, 6 de septiembre de 2011

POLLO AGRIDULCE






Uno de mis platos favoritos de la comida China. Una receta que hago muy a menudo y que vuelvo a recordar en este blog.

Ingredientes:

8 solomillos de pollo
2 rodajas de piña en almíbar
1 pimiento verde
Media Cebolla
Aceite, sal

Para el rebozado:

150 gramos de harina
100 gramos de agua
1 cucharadita de levadura en polvo

Para la Salsa:

150 gramos de agua
3 cucharadas de azúcar
2 cucharadas de fécula de patata
1 cucharada de pimentón dulce
15 gramos de vinagre

Instrucciones:

Preparamos en primer lugar la masa para el rebozado. Mezclamos los ingredientes y dejamos reposar en el frigorífico durante 2 horas.

Se cortan los solomillos de pollo en tiras pequeñas, rebozamos y freímos en aceite durante unos 3 minutos más o menos, reservando sobre un papel absorbente.

Cortamos el la cebolla y el pimiento en dados y salteamos junto con las tiras de pollo durante unos 15 segundos aproximadamente, la cuestión es que tengan una cocción breve.

Elaboramos la Salsa Agridulce. Mezclamos todos los ingredientes en un cazo, cuando lleguen al punto de ebullición, se agrega la fécula de patata para que espese.

Añadimos la salsa al pollo junto con la piña troceada. Servir inmediatamente.

*Si tenéis wok, es recomendable.

lunes, 11 de abril de 2011

HOMENAJE A SANTI SANTAMARÍA


Como ya he comentado en otro de los blogs al que presto más atención que a este que Enlaceme ocupa en este momento, hace unos días que perdimos a ese genio de la cocina que era Santi Santamaría. Pues bien, en el programa de cocina que presenta ese cachalote rojo y revolucionario, David de Jorge se une a otro de los popes de la cocina tradiciones, Mikel Zebeiro para homenajearlo.

Han elegido para ello nada menos que uno de esos platos que han pasado a la historia de la cocina universal como el perfecto maridaje entre la mesa de los pobres con la de los ricos. No es otro que el tocino con caviar, en el que se conjugan piezas tradicionales que han estado presentes desde siempre en las mesas más humildes, como es el tocino, con el caviar, sólo al alcance entre unos pocos.
  • Someramente constará de una pieza de tocino que será convenientemente adobada en una mezcla de sal, pimentón al gusto, unos ajos machacados, un poco de unto o grasa de cerdo, pimienta molida, unas hojas de laurel. Con esta mezcla adobaremos bien la pieza de tocino y dejaremos macerar al menos seis horas en la nevera, para evitar posibles problemas. Una vez hecho esto, sumergiremos la pieza en agua caliente y le daremos un hervor para que se hidrate. Una vez conseguido, trocear el tocino para terminar de cocerlo, reservando el agua inicial de cocción para preparar la salsa con la que naparemos el plato.
  • Por otro lado preparamos un puré de patatas con mantequilla, (parmentier). Debe quedar bien claro y esponjoso. Servirá de fondo de plato, sobre el que se asentará el tocino, además de servirnos como ligazón para la salsa antes comentada.
  • La salsa la preparamos añadiendo unas cucharada hermosa de nuestro puré de patatas a parte del agua de cocción del tocino, que ha quedado impregnada de los sabores, (y la grasa), del tocino. Ligamos bien e incorporamos una cuchara de nata doble. Pimentamos, salamos y añadimos cilantro fresco picado.
  • La presentación se realiza en plato sopero, con un fondo del parmentier de patata, el tocino al que habremos eliminado la parte de la corteza, napamos con la salsa y terminamos cubriendo con una generosa cucharada de caviar. En el programa del que extraje la receta, emplean el magnífico caviar de Riofrío, andaluz 100 %. En función de cómo ande nuestro bolsillo, emplearemos Beluga o huevas de lumpo...o unas excelentes huevas de trucha.

miércoles, 16 de febrero de 2011

CAFETERÍA AQUA

Me he venido a referir a este local en alguna ocasión, asociándolo a mi llegada a Córdoba desde mi lejana infancia en Sevilla. Aqua estaba situada en los terrenos que quedaban a la derecha del viaducto según accedias a la Avda. del Brillante. Eran terrenos alquilados a EMACSA y un verdadero punto de encuentro para una gran cantidad de amigos que, bien para el aperitivo semanal, o para la reunión con las familas el fin de semana. Una gran terraza llena de mesas de granito era el sitio por donde correteábamos siendo unos zagales. Recuerdo los platos combinados dónde destacaban los crispines de mero, (especie de san jacobos de mero con jamón), los bololos, (los tradicionales huevos con bechamel sevillanos, servidos con salsa de tomate y ensalada). El espectacular surtido de sandwiches, (especialmente el club y el vegetal, asombrosos) y la tortilla casona, servida con salsa rosa que hoy día podemos encontrar en La Moraga de Dani García, (del que hablaré en próximas entradas). Nueces garrapiñadas con nata y las clásicas copas de helado, amén de los batidos donde destacaba mi desayuno cuando cada sábado, temprano en la mañana, volvíamos a Sevilla a visitar a la familia, el de menta. Muchos camareros de los que recuerdo continúan en activo, con locales propios o trabajando en otros. Aún nos recuerdan como los chicuelos que correteaban entre las mesas y pedían paquetes de patatas.
Con el paso de los años el contrato expiró y Aqua cerró sus puertas, aunque fue solo por un limitado periodo de tiempo. Al poco Antonio, su propietario alquiló otro local a unas decenas de metros del original. Conservó el nombre y la tipología, incluso alguno de los camareros, como el inmortal Ramón, testigo de mis correrías. Vistió un local en bruto con hermosos mármoles color crema y organizó un comedor como el que otrora ocupaba el fondo del local. Un local amplio y hermoso, muy iluminado que pronto se llenó de prácticamente los mismos amigos que se reunían en el anterior. La carta era muy similar, incluyendo las almendras tostadas cortesía de la casa y aquellas enormes cervezas gran duque con que se obsequiaban algunos clientes. Recuerdo como si fuera ayer como alguno de los amigos de mis padres se reunían y entre cervezas y copas arreglaban el país. Seguían preparando el mítico café irlandés, cuya preparación tenía un ritual . Sobre una esquina de la barra, colocaban los largos vasos que contenían el azúcar. Preparaban el café y calentaban en la correspondiente jarrita metálica, que posteriormente era flambeada y vertida sobre el café azucarado. Agitado con una larga cucharilla esta era usada para ayudar a que la nata semibatida se deslizara delicadamente por uno de los lados, sin mezclarse con el resto de los componentes, dejando un precioso café irlandés con tres capas de colores diferentes. Todo un ritual, como puede verse.
Los amigos que llenaban el local, por causas propias de la vida, fueron dejando de acudir. Nos faltan por causas naturales Ángel, el profesor de deportes de La Salle, que almorzaba habitualmente en la barra. Paco Mancebo el constructor, que rodeado de sus hijos como una gallina se rodea de sus polluelos, solía tomar unas copas de rioja antes de subir a almorzar a su casa. También nos falta Kiko Pastor, el maestro de Salesianos, que era todo un carácter y no faltaba ni un día...sólo una muestra de los muchos que nos faltan. Pasa el tiempo y con el los diez años del contrato tipo que suelen hacerse en la actualidad y, como ocurre en la actualidad, tal vez por la codicia propia del ser humano, la ingerencia de terceras personas o vaya usted a saber, el resultado es que no se renueva el contrato y el otro día, tras meses de rumores sotovoce, sonó el móvil de mi padre. Era Antonio, el propietario, que le instaba a acercarse al local a tomar la última cerveza. Allí se reunieron unos cuantos de esos viejos amigos, los que hacían los peroles un día cualquiera. Se pierde un pedazo de la historia de Córdoba, como hace poco se perdió el mítico bar El Barril, tras 84 años de ininterrumpida historia. El siguiente paso será el cierre del histórico el Correo.
Sirvan estas líneas como sentido homenaje a ese local que me vio crecer y tomarme mi primer whisky en presencia de mis padres; (un Ballantines con agua). Dónde tanta gente interesante solía ver cada vez que iba. Tengo mil historias sobre el y cualquier día de estos me animo y las cuento. Mientras tanto, brindo por Aqua y sus gentes.

martes, 11 de enero de 2011

EL AGUACERO



Hace ya dos años que mi amigo Nacho Pantojo "abandonó" sus negocios de ocio nocturno para hacer realidad uno de esos sueños que tenía desde hacía años, montar un restaurante en colaboración con su primo David, en calidad de jefe de cocina. Eligió para ello un antiguo local de copas situado en el centro en el que tuve la suerte de trabajar durante algunas temporadas, llegando incluso a diseñar el logotipo que lucía en tarjetas y junto a la escalera que daba acceso al sótano...
Divago cuando los recuerdos me asaltan. Lo importante es que esta experiencia ha conseguido hacerse un hueco dentro del panorama gastronómico cordobés.

Con una carta con la medida adecuada, son de resaltar las croquetas , (delicias de pato y boletus o las "delicias de la abuela", más tradicionales); un magnífico paté de perdiz casero y, especialmente, el cochinillo a baja temperatura con patatas confitadas. Merece una mención aparte el crujiente de rabo de toro sobre parmentier, a la sazón una especie de sutil crêpe relleno de rabo de toro desmigado, acompañado con el tradicional puré de patata mejorado. Tratan muy bien el pescado, incluyendo en su carta un magnífico lomo de atún a la parrilla con trigueros y pesto de tomates rojos. La carta de vinos, algo corta aunque bastante innovadora, adolece de grandes nombres aunque se suple adecuadamente con apuestas por nuevas bodegas. Los postres son muy correctos y el café se puede disfrutar. Hasta hace muy poco tiempo, no disponía de licores para concluir la velada, tema este subsanado desde las pasadas navidades, en las que se hizo con una sutil colección de licores de alta gama para dar por terminada una gran comida.
El aguacero guarda además otro pequeño detalle que me une sentimentalmente a él. El logotipo y el texto que ilustra la pared del fondo del local ha sido elaborado por un gran amigo y compañero en esto del diseño gráfico, Manuel Fresno. Durante mi última visita tomé nota de ese texto y procedo a reproducirlo: " el aguacero, manjares desde el cielo. Lluvia sinuosa que viene repentina, cae rápidamente y, al mismo tiempo desaparece tras un recorridos descendente. Así es el aguacero. Agua de vida, agua voluptuosa, agua de rosas. Cae tempestuosa, con fuerza...creando una explosión de sensaciones, lluvia que cae y se desliza recorriendo el camino hacia el infinito de la nada...agua, sólo agua. Y trae consigo la calma, olor a tierra mojada, alimentada por su cuerpo. Alimento que refresca, llena y aviva los colores, limpia y depura. Así es el aguacero. Sin más, agua para vivir, para sentir, para oir...para recordar... Siempre sin olvidar."
En definitiva, una visita necesaria para la que necesitaremos reserva si nos acercamos a los fines de semana, siendo prácticamente imposible conseguir mesa para cenar viernes y sábado. Gracias por los buenos ratos que he pasado en vuestra compañía y por los muchos momentos que pasaremos juntos.